domingo, 11 de octubre de 2009

Debe pensar en mí.

Cuando uno deja de soñar lo primero que recuerda son solo retazos de lo soñado, y desde ese momento pasa mucho tiempo tratando de acoplarlos uno con otro, de acomodarlos como un rompecabezas. Persiguiendo esos momentos que traigan el mìnimo recuerdo de lo soñado.
Cuando yo desperté esa mañana, lo único que recordaba era un leve movimiento de cintura, y por tanto lo relacioné con vos, lo primero que olfatié fue un aroma a cerveza rancia, y lo primero que tantié fueron los musculos de tu entrepierna.
Desde ese amanecer en consiguiente, mis despertares fueron tornándose cada vez mas largos, porque desde el momento en el que despierto, hasta el momento en el que dejo de pensar que no estás conmigo, noto que ha pasado un tiempo cada vez mas prolongado...
Cierta inquietud me perturba el pulso al tomar la taza de café cada mañana, cierta impericia al untar las tostadas, cierta amargura que me lleva a abusar del endulzante sin piedad.
Salgo disparado hacia la vereda y al poner un solo pie en la calle, siento una ausencia casi irremplazable e instinstivamente freno en seco, como congelado por un rayo y después retrocedo. Tanteo con resignación mi bolsillo trasero me aseguro de que traigo las llaves que me permitiran volver ese mismo día, pero después de una docena de horas, para volver a acostarme y soñar, que vos pensas en mí.