lunes, 19 de mayo de 2008

1) Siempre más por venir.

Nos conocimos como al pasar, en la casa de un amigo, vaya comienzo mas trivial, pero no quiero faltar demasiado a la realidad.

Mejor dicho, yo te conocí, porque mi persona pareció no atraer demasiado interés de tu parte.

La verdad es que no tengo bién en claro la conversación, pero lo que no olvido es que querías aprender francés, o te morías por.

También, me cuesta no recordar el dulce reposo de mi mirada sobre tu cabello, para descender luego el contorno de tu rostro e ir a detenerse en tu escote.

Ya han pasado más de 3 años seguramente de ese primer flechazo, y no logro todavía desembarazar mi flanco del proyectil

Hoy, lo significativo fue que alrededor de mi giró el mundo, pudiendo con esfuerzo mantenerme en pie cuando tu voz sonó a mis espaldas.

El primer instinto fue girarme, y una vez efectuado el vire, no hubo más que decir algo y el iceberg entre nosotros se desmoronó, como un castillo de cartas.

2 comentarios:

mirada dijo...

Interesante descubrimiento :-)

Anónimo dijo...

Que terrible poder, ese de las miradas que son como proyectiles.
Los ojos son armas a veces...